Viaja, que la vida es corta y el mundo enorme. Pero, ¿Cómo?

7 Mayo 2018

Un par de días antes de dejar la escuela de Dharamkot, comenzamos a buscar alternativas para disfrutar de Malasia. En su momento, hace ya un mes, compramos el vuelo a Kuala Lumpur para obtener el visado India, ya que necesitábamos un vuelo de salida del país. ¿Por qué Kuala Lumpur? Fácil, era el vuelo más barato.

No os voy a mentir, mi primera sensación al hacer una pequeña búsqueda sobre Kuala Lumpur fue algo descafeinada. No me han atraído nunca las grandes ciudades y hora mismo el cuerpo y el corazón me piden estar muy cerca de la naturaleza. Pero entonces me di cuenta de que podíamos ir desde Kuala Lumpur a cualquier parte de Malasia, así que se abría ante nosotras un mundo de posibilidades inmenso. Después de preguntar a la gente que ya había visitado el país, de bucear en Internet sobre la época y zonas afectadas por el monzón, empezamos el estudio de mercado sobre las posibilidades y alternativas que nos ofrecía Malasia (como muchos ya sabéis, la sangre de consultoría corre por mis venas).

Nuestro objetivo es viajar a mínimo coste, dentro de unos límites, por lo que intentamos encontrar oportunidades en las que podamos ayudar/trabajar a cambio de alojamiento y/o comida. Esto permite no sólo alargar como un chicle el tiempo de viaje con un presupuesto limitado, si no que te enriquece mucho más a nivel personal. A mí al menos me permite sentirme útil, me ayuda a relacionarme y conocer gente, a sumergirme en la cultura de destino y a desempolvar algunas habilidades propias que tenía olvidadas o incluso a descubrir algunas que desconocía. Y es que, en gran parte, en eso está consintiendo para mi esta experiencia. En darme cuenta del abanico de cosas que me gustaría hacer, que me atraen, que más o menos puedo ayudar a hacer. Pero no sólo yo misma. Este viaje me está ayudando a descubrir la cantidad de habilidades, ideas y creatividad que hay repartida por el mundo. Resulta que existen millones de cristales diferentes a través de los que descubrir el mundo. Solamente hay que querer mirar a través de ellos.

De un primer vistazo en nuestras ideas internas sobre nuestra estancia en Malasia, no apareció nada claro. ¿Costa? ¿Interior? ¿Nos quedamos en Malasia o saltamos a Indonesia?. Todo eran dudas, así que decidimos ampliar la búsqueda de ideas con https://www.workaway.info. Para los que no lo conozcáis, es una plataforma de pago (aprox 30€/año) que permite poner en contacto a personas que buscan ayuda (por ejemplo en sector hostelería, ONG, centros de protección y bienestar animal, educación, cuidado de niños y personas mayores, medio ambiente y naturaleza...) y a viajeros/locales que ofrecen su tiempo a cambio de alojamiento y/o comida. Esta plataforma te permite buscar tanto por localización como por actividades a realizar, lo que ayuda enormemente cuando no tienes las cosas muy claras. Además, te permite mandar solicitudes y dejar comentarios y opiniones. Se puede bucear en ella sin ser miembro; sin embargo, no se puede enviar ninguna solicitud.

Después de un día intenso de búsqueda en la plataforma enviamos varios mensajes de solicitud a diferentes «anfitriones» (una granja de ostras en una isla, un hostal en Penang, un centro de protección de orangutanes, varias plantaciones de arroz y alguna granja ecológica). Sólo una cuarta parte de ellos contestaron en unas horas, lo que nos permitió reducir automáticamente las opciones. Nuestra primera opción elegida fue la granja de ostras (os preguntaréis ¿Por qué?... pues ¿Por qué no?). Pero el mismo día que nos despediamos de Dharamkot, nos contestaron de una solicitud que nos apetecía mucho más: un proyecto medioambiental en una isla de la zona no afectada por monzón, que contaba también con una parte de hostelería. El contacto parecía muy agradable y las fotos no tenían ninguna mala pinta, así que sin pensarlo dos veces, nos decidimos de cabeza. Adiós a la granja de ostras. Nuestro siguiente destino era Pulau Tioman.

Una vez elegido el destino y ya aterrizadas después de 12 horas de autobús en Delhi, comenzamos la búsqueda de nuestro itinerario para llegar desde Kuala Lumpur hasta Pulau Tioman. Desciframos las rutas de autobús y el ferry que debíamos tomar y compramos algunos de los billetes por adelantado. Unas horas más tarde, ya teníamos todo lo necesario para llegar a nuestro siguiente destino, incluidas unas ganas y curiosidad increíbles. Sabíamos llegar a destino y atisbábamos que disfrutaríamos de alojamiento y tres comidas al día a cambio de trabajar en hostelería y medio ambiente. Por lo que las cosas importantes estaban cerradas y encima prometían.

He de reconocer que aunque yo acostumbro a ser algo más planificada, el hecho de cerrar todo el mismo día de salida de India me permitió disfrutar del país hasta el último momento (gracias Julia por contagiarme un poco de Chiguirilem, como dirían en Etiopía) Y no os voy a mentir, esa sensación de elegir el siguiente destino y aventura de tu viaje, teniendo como información de partida sólo una fecha de llegada a una ciudad...¡puf! ¡Es una pasada!

¿Quién me iba a decir a mí que iba a cambiar la pantalla del ordenador por elegir destinos para trabajar y colaborar en lo que más me apeteciera? Aún sigo despertándome por la mañana y sorprendiéndome a mi misma de la decisión tomada hace unas semanas.

Pues bien, después de la decisión, aquí estoy con mi mejor amiga desde la infancia, en Pulau Tioman, Malasia. ¿Queréis saber algo más de este nuevo destino? Comparto con vosotros algunas curiosidades básicas, de esas que me encanta investigar.

Malasia, monarquía constitucional federal electiva, se independizó totalmente de Reino Unido en 1957 (antes de ayer, vaya). El país está integrado por dos regiones, la zona peninsular (al sur de Tailandia y al norte de Singapur) y la zona insular ubicada en la isla de Borneo (la tercera isla más grande del mundo sin tener en cuenta aquellas islas que son continentes en sí mismos, después de Groenlandia y Nueva Guinea, en la que coexisten territorios de Malasia, Indonesia y Brunei). Cuenta con algo menos de 30 millones de habitantes y una densidad de población de 70 habitantes/km2. Aunque la religión oficial es el islam (60% de la población), también se practica budismo (20%), cristianismo (10%) e hinduismo. El malayo es el idioma oficial, aunque la mayoría de la población habla inglés. Es un gran productor de componentes informáticos, centro financiero islámico y cuenta con un turismo cada vez más en auge. Como colonia inglesa que fue, mantienen la costumbre de conducir por la izquierda.